"Sé generoso en la prosperidad y agradecido en la adversidad." Bahá'u'lláh

viernes, 9 de agosto de 2013

Dios


Los metafísicos y los teólogos

pueden hablar de Dios cuanto les plazca.

No es ése el Dios que puede conmoverme,

sino el que fue un Prisionero

bajo la tiranía de los reyes

en Persia, en Turquía y Palestina.

En esa misma tierra donde el Sol

se levanta con ímpetu hasta el cénit,

Sus pasos santos recorrieron

sobre la arena calcinada

la larga senda amarga del destierro.

Y en las orillas del Mediterráneo

en una antigua fortaleza

dentro de gruesos muros

para acallar Su voz Le recluyeron.

Y sin embargo ahora está llegando

a través de los montes y los valles

hasta el último pueblo de la Tierra

Su Nombre bello y venerable.





Aforismos


El bien es luz. El mal, oscuridad.

La luz tiene una fuente.

La oscuridad es el vacío.




El origen de todo está más allá de todo.

La fuente de todo bien es el mayor de los bienes.




El hombre no es sabio, pero necesita sabiduría.

El hombre no es bueno, pero necesita bondad.

El hombre no es fuerte, pero necesita fortaleza.

¿Dónde las obtendrá?




El fuego quema e ilumina.

La fuerza socorre o destruye.

El amor sólo sirve para el bien.




Donde hay vida, hay esperanza.

Donde hay amor, hay un futuro.




La tristeza es noche. La alegría es la luz del día.

El triste busca estar solo. El alegre busca compañía.




La verdad es como el sol.

Se percibe mejor cuando amanece.

En su plenitud, deslumbra.




Pronto recordaremos nuestra vida,

y querremos que ese recuerdo sea hermoso.




Aquellos que se aman quieren soportar

lo que el otro soporta, y aligerarle el peso.




Los hermanos lo comparten todo.

Proceden del mismo origen

y tienen una misma meta.




Pronto esta vida será otra vida,

pero nuestro corazón seguirá con nosotros.




Cada pecho alberga un corazón,

y cada corazón, un tesoro.




Lo más amado es el tesoro de nuestro corazón.

Alrededor de él se mueve nuestra vida.




Hay tiempos de bonanza y de infortunio.

Envanecerse por la suerte

o desesperarse por la desgracia

es vana fantasía.




La confianza en Dios

es el mejor compañero de viaje.




La tierra es el lugar más duro.

El cielo, el más ligero.




Alegría es moverse sin cadenas

por un espacio sin barreras.




La libertad es ser nosotros mismos,

en un mundo donde todos se respetan.




El ser humano ama la paz,

pero se deja arrastrar hacia la guerra.




Nuestras pasiones van adonde ellas quieren,

no adonde nosotros queremos.




Si Dios no apareciera en el mundo,

¿cómo podría el hombre saber nada de Él?




Para los animales, el hombre es como un dios.

Para los hombres, Dios mismo es demasiado elevado.




Aunque el sol brille en el cielo,

un ciego de nacimiento sólo puede imaginárselo.




En este mundo todo es transitorio.

Solamente lo divino permanece.




Lo bello, lo verdadero y lo bueno son divinos,

porque tienen las cualidades de Dios.




La ausencia, el vacío y la nada

hacen más evidente la Luz de la realidad.




¿Por qué hay algo, y no más bien nada?

Porque el amor crea realidades.




El amor es la esencia de Dios.

Es uno de Sus más altos nombres.




En este mundo todo progreso requiere esfuerzo.

El mundo material está hecho para poner a prueba el espíritu.




La mejor victoria es la victoria

sobre el propio yo.




El yo y su egoísmo

son la fuente de toda maldad.




El egoísmo se llama diabólico

porque divide a las gentes,

suscitando enemistad y enfrentamientos.




El otro nombre del obstinado yo

es Satán, el negador de Dios,

el más oscuro abismo.




Nada ni nadie puede oponerse al Creador,

salvo para marginarse a sí mismo.




Todas las criaturas giran alrededor

del Centro de la creación,

la Luz más poderosa.




En este tiempo de materialismo y descreimiento,

el hombre se envanece por sus descubrimientos científicos.

Piensa que puede prescindir de Dios.





Hombres


Estos cuerpos pesados como piedras,

que tienden hacia el centro de la tierra,

según dicen los sabios,

de algunos pensamientos se encuentran animados.

A más de sus instintos y reflejos,

buscan también alguna meta,

que el gran Estagirita llamó 'felicidad'.

Que todos algún día podamos encontrarla

sería ciertamente deseable,

y ponernos de acuerdo y convivir,

más importante todavía.

Somos un poco más, según parece,

que los hermosos animales

que pueblan esta tierra, y que nos temen.

Somos criaturas peligrosas,

que no saben muy bien qué hacer

con su inconstante libertad,

aún más necesaria que el destino.

Siempre hemos decidido ya

o estamos decidiendo.

Nuestros caminos nos conducen lejos

de lo que somos y hemos sido,

y a veces en su espejo no acertamos

a ver que son nuestros reflejos.

Seres errantes somos,

aun cuando sedentarios

nos hemos hecho al fin,

y sobre nuestras huellas cavilamos

para poder reconocernos.

Los propios cuerpos pesan, mas no saben

a dónde se encaminan.

Pero a dónde nosotros los llevamos

es lo más importante todavía.





Vida


Por qué culpar al cuerpo

de lo que hacen los hombres.

El espíritu viene cuando quiere,

¿pero acaso tenemos la paciencia

que nos requiere?

A veces estar solos y esperar

es arduo y complicado.

El pobre Schumann lo sabía

y perder la razón no fue un delito.

Pues esa efervescencia de la mente

es tanto necesaria, cuanto es peligrosa.

Somos los vasos o las copas

que reciben del cielo el húmedo rocío.

Algunas almas se anegaron

bajo un puro aguacero,

y sus cuerpos morían trastornados.

Hay una enfermedad del alma

que no curan las pócimas

de nuestra medicina.

Tal vez se olvida,

y en el sopor nos duerme,

pero allí sigue estando.

¿Por qué corremos espantados

huyendo de un dolor,

si en ocasiones es

nuestra única vida?





Camino


¿No presentiste el camino

y su largo extravío?

¿En los lejanos sueños de la infancia

no estaba ya escondido tu destino?

El potro que relincha entre la hierba,

sin una mano firme y amorosa

que con sabiduría le convoca,

se inclina hacia el barranco.

Allí donde se hallaba en un principio

la meta que condujo cada paso

de pronto advierte su completo imperio.

¿Cómo evadir la cautivante fuerza

de una prisión idéntica a sí mismo,

a cuyos propios límites

su padecer le estrecha?

La larga caravana que recorre

la ardiente y torturada arena

de una inconstante fe depende.

Mas si la estrella de brillante luz

de noche o de mañana

en su socorre viene

hacia el hermoso porvenir la lanza.





jueves, 1 de agosto de 2013

Origen


Naturaleza o Dios:

buscamos el origen.

¿Cómo entender de dónde viene todo?

Pues no podemos contentarnos

con ver pasar las cosas.

Incluso nuestro esfuerzo quiere

saber a dónde y cómo vamos

en pos de aquello que nos mueve.

Lo que nosotros poseemos

nos viene de algo

o alguien nos lo ha dado.

¿A quién debemos darle gracias

por lo que somos y tenemos?

Si la Naturaleza es sabia,

también es ciega; no se cuida

de meros individuos.

Sólo trabaja con las grandes masas.

¿Y nuestras pobres e indefensas almas

a dónde han de volverse

para encontrar amparo?

¿Es Dios una ficción,

una ilusión del corazón humano?

¿También los Santos que pasaron

por este mundo transitorio?

¿Dieron su vida para nada?

¿Eran acaso necios e ignorantes,

que no sabían qué es lo que conviene?

Tal vez hay un saber que no se encuentra

allí donde los ojos y las manos

se mueven y se afanan.

Quizás el corazón humano

puede encontrar una certeza

que no se cifra en bienes materiales.

También el alma ve y entiende

cuando sus ojos vuelve preguntando:

¿es esto cierto o fantasía?

¿Cómo sabemos lo que somos

y lo que más amamos?

¿No nos lo dice el corazón?

Pero la vida humana es inconstante

y está lastrada de inseguridad.

Sólo al tomar la decisión

de amar aquello que queremos

-Naturaleza o Dios-

somos nosotros de verdad.





Alma


¿Son una misma cosa

la creación y Dios?

Si fuera así estamos condenados

desde el instante mismo en que nacemos.

Naturaleza y Dios no se confunden

dentro del corazón que su esperanza ha puesto

en una libertad auténtica.

El alma reconoce cuán distinta

es la luz y la voz de su conciencia.

El alma aspira a remontarse

más allá de penurias materiales.

Sobre este mundo se contempla

como hacedora y dueña

de su existencia propia.

De todo a veces la despojan,

y sin embargo es ella quien nos habla

desde su misma esencia:

yo soy distinta y diferente

de todo cuanto me rodea”.

¿Y habrá de confundirse Dios

con todo lo que existe en este mundo?

Si no hay sabiduría, ni verdadera ciencia

el mundo ha de moverse sin nosotros,

y sin sentido ni final alguno,

pero el alma aún tendrá su propia meta.

Existe un orden diferente

que enlaza al Creador con su criatura,

que a través del amor y comprensión

toda limitación trasciende.

Y las vicisitudes e infortunios

de esta existencia terrenal

no alcanzan a apagar la llama

que en su interior el corazón

alberga y siente.