"Sé generoso en la prosperidad y agradecido en la adversidad." Bahá'u'lláh

jueves, 1 de agosto de 2013

Fénix


El resurgir de las cenizas

es una potestad divina.

El hombre por sí solo es incapaz

de liberarse de su propia muerte;

de la extinción más inminente

nuestros pasos no pueden escapar.

Y sumergirnos finalmente

en el mortal océano

es la suerte que aguarda a la criatura.

Mas si un poder domina la existencia

y puede hacer surgir lo que no había,

también de la futura vida

debe saber algunas cosas.

El ave Fénix que tras siglos

de la llama más pura renacía

es esa fábula que muestra

que lo Divino vuelve y se renueva,

se aleja de nosotros y retorna.

La vida misma que tenemos

es fuego celestial

prendido con la luz que irradia

su gran sabiduría,

que a todo lo que existe abarca.

La luz es inmortal

si del más grande Sol,

oculto tras los soles infinitos,

viene brillando por los siglos

y eternamente crea la existencia.

La nada está excluida

por el poder divino

y el ser es la expresión

de su invencible voluntad.

No podemos hundirnos en la nada,

puesto que fuimos elegidos

para existir por siempre.

De las cenizas resurgimos

y la abyecta miseria abandonamos

para acercarnos a esa Luz más grande

que con su fuego purifica.





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