"Sé generoso en la prosperidad y agradecido en la adversidad." Bahá'u'lláh

viernes, 9 de agosto de 2013

Aforismos


El bien es luz. El mal, oscuridad.

La luz tiene una fuente.

La oscuridad es el vacío.




El origen de todo está más allá de todo.

La fuente de todo bien es el mayor de los bienes.




El hombre no es sabio, pero necesita sabiduría.

El hombre no es bueno, pero necesita bondad.

El hombre no es fuerte, pero necesita fortaleza.

¿Dónde las obtendrá?




El fuego quema e ilumina.

La fuerza socorre o destruye.

El amor sólo sirve para el bien.




Donde hay vida, hay esperanza.

Donde hay amor, hay un futuro.




La tristeza es noche. La alegría es la luz del día.

El triste busca estar solo. El alegre busca compañía.




La verdad es como el sol.

Se percibe mejor cuando amanece.

En su plenitud, deslumbra.




Pronto recordaremos nuestra vida,

y querremos que ese recuerdo sea hermoso.




Aquellos que se aman quieren soportar

lo que el otro soporta, y aligerarle el peso.




Los hermanos lo comparten todo.

Proceden del mismo origen

y tienen una misma meta.




Pronto esta vida será otra vida,

pero nuestro corazón seguirá con nosotros.




Cada pecho alberga un corazón,

y cada corazón, un tesoro.




Lo más amado es el tesoro de nuestro corazón.

Alrededor de él se mueve nuestra vida.




Hay tiempos de bonanza y de infortunio.

Envanecerse por la suerte

o desesperarse por la desgracia

es vana fantasía.




La confianza en Dios

es el mejor compañero de viaje.




La tierra es el lugar más duro.

El cielo, el más ligero.




Alegría es moverse sin cadenas

por un espacio sin barreras.




La libertad es ser nosotros mismos,

en un mundo donde todos se respetan.




El ser humano ama la paz,

pero se deja arrastrar hacia la guerra.




Nuestras pasiones van adonde ellas quieren,

no adonde nosotros queremos.




Si Dios no apareciera en el mundo,

¿cómo podría el hombre saber nada de Él?




Para los animales, el hombre es como un dios.

Para los hombres, Dios mismo es demasiado elevado.




Aunque el sol brille en el cielo,

un ciego de nacimiento sólo puede imaginárselo.




En este mundo todo es transitorio.

Solamente lo divino permanece.




Lo bello, lo verdadero y lo bueno son divinos,

porque tienen las cualidades de Dios.




La ausencia, el vacío y la nada

hacen más evidente la Luz de la realidad.




¿Por qué hay algo, y no más bien nada?

Porque el amor crea realidades.




El amor es la esencia de Dios.

Es uno de Sus más altos nombres.




En este mundo todo progreso requiere esfuerzo.

El mundo material está hecho para poner a prueba el espíritu.




La mejor victoria es la victoria

sobre el propio yo.




El yo y su egoísmo

son la fuente de toda maldad.




El egoísmo se llama diabólico

porque divide a las gentes,

suscitando enemistad y enfrentamientos.




El otro nombre del obstinado yo

es Satán, el negador de Dios,

el más oscuro abismo.




Nada ni nadie puede oponerse al Creador,

salvo para marginarse a sí mismo.




Todas las criaturas giran alrededor

del Centro de la creación,

la Luz más poderosa.




En este tiempo de materialismo y descreimiento,

el hombre se envanece por sus descubrimientos científicos.

Piensa que puede prescindir de Dios.





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