No puedes desligarte de esta tierra,
ni aunque camines lejos
llegar a percibir su redondez.
Igual que las palabras crecen
y en el silencio nacen como flores,
tu corazón en tu interior palpita
y nadie lo percibe ni lo escucha.
Como a esa caracola,
que en la olvidada orilla
está añorando el mar.
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