"Sé generoso en la prosperidad y agradecido en la adversidad." Bahá'u'lláh

viernes, 19 de julio de 2013

Los bahá'ís


Las llamas del averno

y la mortal laguna

no apagarán sus voces.

Alegres y confiados

entonan sus canciones.

Como una hueste en marcha,

con relucientes armas

brillantes y amistosas

revelan sus miradas.

¿Quiénes así sin miedo

imperturbables van

hacia la noble meta?

¿De dónde su entusiasmo viene,

que a todo sobreponen

resueltos y seguros?

¿No está el futuro escrito

y tiene la esperanza

una posible senda?

¡Aún más! Es la promesa cierta

de quienes contemplaron

la Gloria manifiesta.

Su aliento les levanta

sobre la corrupción del mundo

y su fatal miseria.

¿Recordarán un día las naciones

el tenebroso tiempo en que lucharon

por un palmo de tierra?

La sepultura es todo

lo que en el polvo hemos de ver

en la existencia venidera,

pero este mundo puede ser

el escabel del cielo

y una brillante estrella.

La luz sobre su espejo

disipa las tinieblas

y aleja todo miedo.

¿Veremos esa nueva tierra

o como el gran Moisés iremos

sólo hasta su frontera?

Los hombres y mujeres con el fuego

de un amor depurado

habitarán la tierra.

Los mansos y los pobres

serán al fin los dueños

de la mejor riqueza,

la que del corazón

como una fuente mana

libre y auténtica.

Sobre las altas ramas

cual pájaros que cantan,

contemplan ellos las estrellas.

Tal como Orfeo conmovió a las fieras

y descendió al infierno,

entonan sus canciones.

Al lodazal del mundo van en busca

de aquellas almas puras

que elevarán la tierra

a su mayor belleza,

la de una humanidad

completa y verdadera.

Un mundo que confía en su artificio,

que está privado de sabiduría,

no encontrará el camino.

Ay, errantes criaturas,

que con lágrimas pagan sus errores,

¿escucharán un día?





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