La llanura parece inacabable,
aunque los ojos hasta el horizonte
extienden su visión tan solo.
Sin límites la vida se te antoja,
pero una resistencia encuentras
y un imposible cada vez.
De la prisión sus muros
distantes te parecen,
aunque no puedes caminar
en línea recta.
Escaleras que suben y que bajan,
puertas cerradas,
postigos oxidados
y unos pies que vacilan
cargados con el peso de los años.
El corazón lleva tu sangre
a los más apartados recovecos
y avanza millas
con imparable empuje.
El más pequeño punto
infinito parece al que lo mira.
Pero el tiempo se acaba y el examen
habrá de proseguirse en otro día.
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