La perfección tendría que ser esto,
lo que el anciano ha visto
y lo que el ángel sabe.
Una armonía más perfecta
que la de los recién nacidos.
El contraste de luces y de sombras
es lo que nos permite ver.
En el deslumbramiento no podemos
distinguir nada y sin nuestra
ignorancia
jamás progresaríamos.
Lo bajo y lo elevado, lo débil y lo
fuerte
se alternan como el valle y la
montaña,
la lluvia y la sequía, las olas y la
playa.
Se hace en la música evidente
y en la paleta del pintor
son todos los colores de este mundo
los que la realidad requiere.
Ninguna cosa sobra ni puede estar de
más
cuando la creación es tan perfecta
como está manifiesto al pensamiento.
Ya que has podido verlo,
no dejes que se vaya de tu mente.
Despierta y atesora cada instante
como una parte de ese todo
que tiene que construirse ante tus
ojos.
Pues todo está en proceso
y nada sobra ni tampoco
puede faltar en la obra más madura.
Eres autor y aun más espectador
de aquello que ante ti se está
tejiendo,
el más bello tapiz
que abarca el mundo entero.
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