Triste va como Sísifo
detrás de su gran piedra.
El mar con su vaivén no es más
constante.
De los años el báculo sostiene;
de allí vienen recuerdos más
amargos.
Como Ulises creyó en una meta;
como él ahora ya no es nadie.
Amigos los tenía;
dejó que se marchasen.
(Nadie debe seguirle con disgusto;
a donde algunos van no quieren
compañía.)
Del cíclope monstruoso
no comparte su horror.
Amor y soledad no son buenos amantes.
Feliz o no el destino,
contra el pecho se abraza como a un
hijo.
Lleva su carga igual que todo hombre;
el tiempo y su porción los
diferencian.
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